El mundo del cine y la televisión despide a una de sus figuras más emblemáticas: Maggie Smith, quien falleció a los 89 años en un hospital de Londres.
La actriz británica, reconocida por su amplia trayectoria y carisma en pantalla, será recordada por sus inolvidables interpretaciones como Violet Crawley en Downton Abbey y la profesora Minerva McGonagall en la exitosa saga de Harry Potter. Su carrera, que abarcó más de seis décadas, la consagró como una de las actrices más queridas y respetadas de su generación.
Hasta siempre Maggie Smith
Maggie Smith nació en Ilford, Inglaterra, en 1934 y debutó en el teatro en 1952, interpretando a Viola en Noche de Reyes. A lo largo de los años, su talento innato la llevó a debutar en Broadway en 1956 y, ese mismo año, incursionó en el cine con la película Child in the House. Su carrera cinematográfica comenzó a florecer en la década de los 60, cuando recibió su primera nominación al premio BAFTA por su actuación en Nowhere to Go.
En 1969, Smith alcanzó uno de los puntos más altos de su carrera al ganar el Oscar a Mejor Actriz por su interpretación en Los mejores momentos de la señorita Jean Brodie. Este reconocimiento consolidó su estatus como una de las actrices más talentosas del cine británico. A lo largo de su vida, acumuló numerosos galardones, incluidos dos premios de la Academia, cuatro Globos de Oro, cinco premios del Sindicato de Actores y cuatro premios Emmy.
Su huella imborrable en 'Harry Potter' y 'Downton Abbey'
Su rol como la estricta pero entrañable profesora McGonagall en las películas de Harry Potter la introdujo a nuevas generaciones de fanáticos, mientras que su actuación en Downton Abbey le permitió brillar en la televisión global. Además de su éxito en la pantalla grande, Smith también dejó su huella en el teatro, obteniendo un premio Tony por su versatilidad como actriz.
En cuanto a su vida personal, Maggie Smith estuvo casada con el dramaturgo Beverley Cross hasta el fallecimiento de él en 1998. Le sobreviven sus dos hijos, Chris Stephens y Toby Larkin, fruto de su matrimonio con el actor Robert Stephens, así como sus cinco nietos, quienes hoy recuerdan a una madre y abuela excepcional.
El legado de Maggie Smith trasciende su impresionante lista de premios y su longeva carrera. Ella dejó una marca indeleble en la industria del entretenimiento y en los corazones de quienes tuvieron la fortuna de disfrutar de su arte. Con su partida, el cine y la televisión pierden una de sus más grandes estrellas, pero su luz seguirá brillando en cada una de sus interpretaciones.
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