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Darío Dubois: el futbolista fanático del heavy metal que salía a la cancha con la cara pintada

Jugó en el Ascenso del Fútbol Argentino, murió en 2008 a los 37 años y hoy es recordado como un personaje insólito.

El fútbol es un deporte que atrae a millones de personas en todo el mundo, pero no todos los futbolistas son iguales. Algunos tienen un estilo de juego diferente, una personalidad única y un enfoque singular hacia el juego.

Uno de esos futbolistas es Darío Dubois, un ex jugador de fútbol argentino que se ganó la fama por haber sido un un metalero apasionado y por la inusual práctica de pintarse la cara antes de los partidos.

Darío Dubois nació en Buenos Aires en 1971 y jugó al fútbol en Yupanqui, Lugano, Ferrocarril Midland, Deportivo Laferrere, Deportivo Riestra, Cañuelas, entre otros clubes, sin los medios económicos suficientes como para vivir dignamente. Jugaba por necesidad y por pasión con la mirada fija en su sueño más preciado.

El metalero rebelde del fútbol

En un momento de su carrera, uno de los clubes en los que jugaba le adeudaba varios sueldos y además estaba enojado por el «juego sucio» que hacían algunos dirigentes y árbitros del Ascenso para «comprar» campeonatos.

A Dubois le interesaba llegar a ganar una copa y festejar con sus compañeros pero nada de eso fue posible porque cada vez que se acercaba a su meta, cosas extrañas pasaban (coimas) y los resultados de los partidos cambiaban, entonces su anhelado sueño se alejaba una y otra vez.

Es así que al no cobrar su sueldo y al ver estas injusticias que manchan el fútbol, Dubois decidió pintarse la cara antes de cada partido (durante 16 fechas) como una manera de protesta. Era bastante ingenioso porque el diseño iba cambiando fecha tras fecha.

Darío Dubois, el metalero del fútbol

Algunos rivales lo conocían como «el satánico» porque a veces se pintaba calaveras en la cara o cruces invertidas y algunos rivales llegaron a tenerle miedo. Sin embargo, Darío Dubois también era reconocido por haber sido un jugador muy físico, lo que significa que no tenía miedo de poner su cuerpo en riesgo para ganar el balón, jugaba de defensor.

Darío nació y murió (1971-2008) pobre en términos económicos, pero se fue de este mundo rico de espíritu y respetado por aquellos que sabían que no era un simple «loquito» como muchos lo llamaban. Lo asesinaron en un asalto en 2008, estuvo internado durante 10 días pero no aguantó, las heridas de bala eran muy graves.

Tenía una personalidad fuerte y muchos compañeros lo admiraban por su manera de ser. Honesto, fiel y siempre tratando de buscar justicia, un verdadero héroe sin capa y con justas causas que será recordado por siempre en la historia del fútbol argentino como el rebelde indomable que era.

Creo que hay muchos fanáticos del heavy metal que también son fanáticos del fútbol. Ambas cosas son intensas y emocionantes, y creo que hay una conexión natural entre ellas.

Darío Dubois en una de sus últimas entrevistas